Lo que los oyentes dicen sobre Las hijas del Capitán

una historia que envuelve

una maravilla de relato que transporta al lector a esos barrios de inmigrantes del Manhattan de mediados de siglo XX.
una historia rápida e intrigante que ensalzada por los personajes de época, pueden llevar a uno a sentir y casi vivir en las carnes de aquellos emigrantes en busca de un sueño.
Fiel reflejo de penurias e infortunios que eran una realidad.

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I did not like it

Muy muy pesada, no me engancharon Los personajes, I don’t recommend it. Too long for me.

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María Dueñas genial como siempre

Como cada novela de María Dueñas, te transporta y te mete de lleno en la época y te enseña un pedacito de nuestra historia.

El sectarismo la pierde en un culebrón entretenido

Al igual que en su más modesta "misión olvidó" donde un perroflauta en una estúpida e innecesaria manifestación progre echa abajo la historia, en esta hagiografía femiNAZI donde las mujeres son perfectas y los hombres todos malos, una buena escritura de pierde en el sectarismo.
Ni la República ganó las MUNICIPALES donde Agustín de Foxà en "Madrid de corte a Checa" describe lo que fue un golpe de Estado de los perdedores, ni esos republicanos -que solo existen en la imaginación del profe universitario que lo más cerca que ha estado de un obrero de verdad es cuando se renovó los baños del chalet- existieron, y menos en EEUU.
Los COMUNISTAS republicanos se fueron tras el telón de acero con Stalin, donde muchos acabaron en Siberia por ser comunistas pero no de su cuerda (leer "Memoria del Comunismo" de Losantos), ni fueron a Nueva York los que robaron el Banco de España (PNV y demás ladrones se lo llevaron en el Evita a Méjico).
El mall de España es el sectarismo de rojos de salón enchufados en universidades dando dos horas de clase a la semana, mientras se erigen en portadores de "la verdad" mientras viven de los impuestos de los callados trabajadores que están católicos y no tienen tiempo ni altavoz mediático del grupo Planeta (Barcelona, los Lara) para expresarse en libros que se descatalogan y silencian cuando llegan a publicarse.
No, jamás un español en Nueva York iba a jugarse el trabajo por una República que seguramente no conocía, y mucho menos se tragaba el cuento de qué defendía a los pobres frente a los monárquicos malvados.
Estos clichés que se desmienten con la propia historia principal donde queda claro que NI LOS QUE QUEDARON EN ESPAÑA TENÍAN NI IDEA DE POR QUÉ ERA LA GUERRA (testimonios de familiares míos en España dejan claro que los alistaba el ejército que tocara en su zona, ante su ignorancia; como han hecho en Sudamérica y en África con las mil guerras ajenas al PUEBLO).
Una pena que echen a perder por sectarismo una historia bien construida con los insoportables sectarismos PROGRES.