En estas líneas podrás verte en el espejo de Cristo, el cual refleja tu imagen
deformada por el pecado y el resultado de tus decisiones y acciones. Verás
también si estás preso en la cárcel del pecado y viviendo tras barrotes de
hierro por tus faltas, o sin barrotes, pero atado a circunstancias creadas por el
enemigo. Te verás reo, pero, con esperanza en Cristo Jesús. Esta no será una
visión irreal, sino que te darás cuenta de las consecuencias al seguir tus propios
caminos, o por el contrario, los que te traza el buen juicio y la sana conducta. Una
conducta propia de una persona que da el fruto del espíritu en todo lo que hace.
Si crees que estás libre y que todo está muy bien en tu vida, reflexiona y examínate
con humildad y paciencia, y verás en el espejo de Cristo, las deformaciones y
opacidades de tu ser. Todos tenemos oportunidad para ser libres del pecado en
Cristo, y vencedores en toda lucha interna que enfrentemos. Porque “todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4,13. Vrv, 1960)
Tú, tus hijos, familiares y vecinos, por solo mencionar unos pocos, son como
yo; actores viviendo dentro del marco espiritual que se describe en esta novela,
además, los resultados de estas experiencias, que en algunos caso son ficticias, se
asemejan mucho a las circunstancias de la vida en que hemos estado en el pasado,
y que podrían ser, las escenas futuras que viviremos, para bien o para mal.
Al pasar cada una de estas páginas, encontrarás al niño de un hogar disfuncional
y las consecuencias de este mal social, la alegría y el gozo de una juventud llena
de vigor y felicidad, pero también, lo contrario, en las vidas de jóvenes que
se hacen antisociales, muchas veces, porque son arrastrados a una condición
lamentable y evitable. En último caso, notarás que la aventura de la vida de los
protagonistas los llevará por caminos insospechados, de amores y decepciones,
dolores y alegrías, de transformaciones espirituales y conductuales, que
manifiestan el poder maravilloso de Jesús, actuando en cada uno de ellos. En
fin, verás vida, realidad, y salvación eterna para lo que se había perdido.