En El Dios viviente y el Dios de la resurrección, Witness Lee muestra que existe una distinción entre el Dios viviente y el Dios de la resurrección. Antes de pasar por la muerte y la resurrección, Dios era simplemente el Dios viviente; el elemento humano no estaba en Él. En ese momento el hombre estaba en la tierra, y Dios estaba en los cielos. Después que Dios pasó por la muerte y resucitó de los muertos, sucedió algo misterioso: Dios y el hombre fueron completamente mezclados como uno solo. La encarnación fue una mezcla de Dios y el hombre, pero fue Dios que entró en el hombre. Mediante la encarnación hubo en la tierra un hombre en quien estaba Dios. La encarnación introdujo a Dios en el hombre. Luego, por medio de Su resurrección de la muerte, el Señor introdujo al hombre en Dios.

Dios no quiere ser el Dios de la resurrección en Sí mismo solamente; Él quiere vivir como resurrección en el hombre. Él quiere mezclarse con el hombre. Todo cristiano genuino y viviente debe conocer a Dios no sólo como el Dios viviente que está en los cielos y en su entorno, sino también como el Dios de la resurrección que vive en él.

Muchas personas saben que Dios es un Dios viviente, pero sólo saben que Él vive en los cielos y opera en su entorno; no saben que Él está en ellos como la resurrección. Un cristiano genuino no sólo necesita conocer a Dios como el Dios viviente, sino que también necesita avanzar a experimentar a Dios como la resurrección.

El Dios viviente y el Dios de la resurrección es una ayuda invaluable para ser un cristiano en la era neotestamentaria.