La aventura que comenzó en La sombra de lo perdido y continuó en Un eco del porvenir llega su fin en La luz de todo lo que cae, el último capítulo de la trilogía Licanius, obra del aclamado escritor de fantasía épica James Islington.

Tras una batalla feroz, la Barrera vuelve a estar completa, pero quizá sea demasiado tarde. Los azotes asolan la tierra de Andarra, y los venerados han reunido a sus ejércitos para asestar el golpe de gracia. 

En Ilin Illan, Wirr lucha por mantener una alianza precaria entre las facciones de poder de Andarra. Las fuerzas oscuras se encuentran cada vez más cerca de la capital y, si fracasa, la guerra estará perdida.

Recluido y olvidado en una tierra extraña, Davian planta cara a los vestigios de los venerados. Mientras intenta impedir que reviertan el sacrificio de Asha, trata de aceptar su propio camino y todo lo que ha descubierto sobre Caeden, el amigo a quien eligió liberar.

Por último, Caeden ha de asumir la realidad de un plan trazado hace siglos, acongojado por cómo empezó todo y desolado por cómo debe terminar.