Introducción

Por siglos se ha creído, escrito, y hablado que el sexo es una actividad o práctica. Y en la actualidad, esta idea se proclama y expande por todos los medios: las redes sociales, los medios audiovisuales de comunicación, libros, revistas, periódicos, las canciones, y de boca en boca. Tan pronto una persona lee o escucha la expresión "tener sexo", "tuvieron sexo", "tengamos sexo", se imagina a un hombre introduciendo su pene en la vagina de una mujer, o en su ano, o, a dos hombres teniendo actividades sexuales coitales homosexuales, o, a mujeres lesbianas teniendo actividades sexuales con penes postizos.

Este libro inicia un nuevo paradigma en la concepción y explicación de los conceptos sexo y sexualidad.

Sexo es lo que somos: seres sexuados femeninos, masculinos, o bisexuales en algunos casos.

El sexo no es una actividad, el sexo es un estado, tal y como se indica en los documentos de identidad personal al responder la pregunta de cuál es su sexo.

Entendemos que no se prefiere utilizar la palabra coito, para referirse a una actividad sexual que involucre los órganos genitales femeninos y masculinos, y en su lugar, se utilice el término "tener sexo:" pero el sexo no es una actividad, el coito lo es. El sexo es un estado, el coito es una actividad. El sexo se posee, el coito se practica.

Tener coito no es tener sexo. El coito es una manera de tener actividad sexual involucrando los genitales. Durante una actividad sexual coital los involucrados están utilizando sus órganos genitales, vaginas y penes, que ya los poseían antes de iniciar dicha actividad. Ellos poseen ya sus sexos, femeninos o masculinos, y los utilizan para practicar y expresar una forma de su sexualidad denominada coito. Pero por practicar el coito no están "teniendo sexo", algo que es parte intrínseca de ellos como seres sexuales. Pero en este caso es más apropiado decir "tengamos coito", "tuvimos coito", "quiero tener coito contigo".