¿Ha comenzado a hacer las compras para sus padres mayores mientras hace sus propias compras? ¿Va al médico con su ser querido para ser el segundo par de oídos? ¿Se le eriza el pelo de la nuca cuando habla por teléfono con mamá porque siente que no está segura?

Con demasiada frecuencia, dice la autora Debra Hallisey, ignoramos estas y otras señales de advertencia indicándonos que nuestros padres u otro ser querido necesitan ayuda, hasta que un evento como una caída o una estadía en el hospital ya no nos permite enterrar la cabeza en la arena.

Al cuidar a un ser querido viene un cambio en la relación: ya no somos solo un niño, un cónyuge o un amigo. Y esto significa que nuestro “contrato de relación” con quien recibe el cuidado debe cambiar. Estos “contratos” a menudo son tácitos, lo que dificulta que las personas involucradas identifiquen sus necesidades y responsabilidades. Cuidar de un ser querido cambia la vida cotidiana de quien recibe el cuidado, el cuidador y su círculo de seres queridos.

En Su Contrato de relación como cuidador de un ser querido, Hallisey analiza las delicadas y difíciles conversaciones que los cuidadores deben tener con sus seres queridos para aliviar la tensión, en ambos lados, que resultan con los deberes y las relaciones cambiantes. Ella usa ejemplos de su propia vida, así como de muchos de los clientes con los que ha trabajado. Su libro tiene como objetivo reforzar estos roles que cambian constantemente y proporcionar orientación para navegar el contrato del cuidador.