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Meditaciones para mujeres que aman demasiado refuerza la sabiduría práctica del icónico best seller Las mujeres que aman demasiado con años de profunda reflexión y estudio. El resultado es una serie de meditaciones diarias que promueven una vida sana y serena, y que son pura inspiración para sus más de cinco millones de lectoras.

A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han destruido.

Meditar es vivir el presente, simplemente lo que es. Se puede explicar de manera técnica, pero lo más eficaz es escuchar tus emociones mientras observas una burbuja de jabón, o reaprender a respirar oyendo el sonido del mar. Déjate guiar por Petit Bambou en este audiolibro, con más de 80 ejercicios y metáforas para darle la bienvenida a la calma a tu vida.

Hoy en día ya nadie duda del papel crucial que desempeñan las emociones en nuestra vida. Por eso, saber entenderlas y manejarlas es clave para mantener nuestro bienestar emocional y físico. Ahora bien, ¿de dónde nacen esas emociones?, ¿somos realmente responsables de lo que sentimos? Enric Corbera, uno de los divulgadores más prolíficos de la actualidad, demuestra cómo muchas de nuestras emociones son parte de una "herencia familiar" y actuamos en función de lo que nos transmitieron desde pequeños.

El estilo de vida acelerado del siglo XXI ha puesto de manifiesto la necesidad de cuidarnos tanto física como mentalmente. Nos hemos dado cuenta de que nuestro bienestar emocional es frágil y debemos cuidarlo. Durante la pandemia, Xuan-Lan hizo de sus clases de yoga online un momento de encuentro con sus seguidores para reducir la ansiedad, ralentizar el ritmo de vida y conectarse con uno mismo.

Podría confesar que me la he pasado luchando contra quien verdaderamente soy. De jovencito, creo que me detestaba. Veía con dolorosa claridad lo lejos que estaba de aquello que idealizaba y me costaba mucho habitar mi precariedad imperfecta y contradictoria. Somos seres imperfectos con ansias de eternidad, con intuición de perfección. Quizá fue la fuerza de la frustración la que me ayudó a entender que algo muy estéril había en aquella pelea permanente. ¿No deberíamos dejar de intentar ser lo que no somos?