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Turgueniev vivió durante muchos años instalado fuera de Rusia, a caballo entre Alemania y Francia y dedicándose a la escritura.

Anton Chèjov, dramaturgo y autor de relatos ruso, es una de las figuras más destacadas de la literatura rusa. Chèjov nació el 29 de enero de 1860 en Taganrog y estudió medicina en la Universidad Estatal de Moscú. Casi no ejerció su profesión debido a su éxito como escritor y porque padecía tuberculosis.

Cetarti está hundido en la nada. Sin trabajo ni propósito, pasa sus días encerrado viendo la televisión y fumando porros hasta que un desconocido le informa de que su madre y su hermano han sido asesinados a escopetazos. Viaja a Lapachito, el derruido pueblo donde vivía su madre, para hacerse cargo de los cadáveres.

En un pueblecito de la costa portuguesa, alejados de las aglomeraciones turísticas, una pareja de escritores fracasados deja transcurrir el tiempo monótono de sus vacaciones mientras aguardan la visita familiar de todos los veranos. Una permanente obsesión domina a cada uno: él, lograr la inspiración necesaria para escribir novelas; ella, algo aparentemente más sencillo: ser madre.

En esta novela, el sexo y la cultura coinciden en un extraño mundo que mezcla el despertar sexual de un grupo de jóvenes con las citas de películas y libros que satisfacen la curiosidad de los personajes. La narrativa realiza descripciones que pasan permanentemente del cinismo al éxtasis y viceversa, donde toman un valor particular las amistades, los amores, el alcohol, la política, y los detalles más insignificantes del día a día.

Los catorce relatos recogidos en este volumen son una muestra variada del depurado arte narrativo del autor. Hay piezas de corte intimista, otras en las que domina el humor, recreaciones satíricas de la Historia, relatos descarnados sobre situaciones relacionadas con la explotación, una pieza ambientada en el epicentro de los atentados del 11-M, otras que se ambientan en la actualidad, algunas que lo hacen en otras épocas.

Bajo fuego recoge principalmente los cambios de la sociedad venezolana, vistos dentro y fuera del país, entre 1992 y 2003, es decir, desde...

Aparecen en estas nueve historias argumentos heredados de las corrientes realistas, aunque nerrados al tenor de los dictados de una prosa elegante y deudora de algunas vanguardias literarias.

La escucha de este audiolibro se extraen tres historias, tres momentos de una vida, que a veces funcionan de espejo en el que el oyente puede sentirse identificado. Todo ello con un dominio exquisito para la narrativa corta, un género que tiene similitudes a la poesía.

Los cinco relatos reunidos en Normandía no suceden en ningún lugar concreto, aunque sus historias podrían acontecer en cualquier parte. Mónica Monteys atrapa al lector desde la primera página y nos introduce en situaciones cotidianas que, muchas veces, no dejan de resultar sorprendentes.

Un encuentro amoroso sirve a la autora de punto de partida para plantear una excelente y única reflexión sobre el amor, el deseo, el desafío a las convenciones sociales y la inevitabilidad de los sentimientos. Un joven de alta cuna y una sirvienta empiezan a sentir una terrible atracción el uno hacia la otra. Todo se les pondrá en contra, pero la pureza de sus sentimientos se revelará como su mayor arma para enfrentarse al mundo.

Augusto M. Torres no suele escribir cuentos, ni sus novelas tienen diálogos. Este libro es una excepción. Estructurado como una novela, incluye un breve prólogo y quince cuento, la mayoría apoyados por completo en entrecortados y divertidos diálogos. Además está ilustrado con seis originales dibujos del autor.

Azulejo es el tímido héroe de este relato, es uno de esos “niños de la guerra” que tanto se ha ocupado la literatura moderna española. Salvo en la primera parte del libro, donde el autor mantiene una quimérica conversación con el chaval considerado como un yo-otro independiente y autónomo, es el autor quien toma la palabra en tercera persona como cronista de la vida de ese niño, luego adolescente, hijo de una familia republicana en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, los infaustos años de la guerra incivil y su primera posguerra.

Hay en el texto, tejido de estos relatos, retazos, retales, apuntes del natural, una voluntad de sutura, de recomponer lo roto, de coser los pedazos, curar las heridas de una realidad desgarradora a la que acercarse con amor, con humor y aguja e hilo.

Ya desde el título de esta nueva colección de relatos, Bárbara Aranguren nos señala la clave que recorre el libro entero: aprendemos a vivir gracias a las innumerables maneras de escapar que inventamos para poder precisamente vivir.

Arranca este cuentario, conjunto de cuentos o pequeños relatos, como ejemplo determinante de la vitalidad y fuerza de este género literario.

El autor nos relata un proyecto de Universidad Alternativa que supera todo lo pensado hasta el momento pero que está basado en los datos estrictos de la realidad. En dos palabras, su proyecto consiste en la aplicación de los últimos avances de la telemática al viejo problema educativo, tan viejo como la propia organización social humana.

Kely, la tortuga inteligente que se siente mujer, al percibir la punzada de la muerte se ve asaltada por un deseo; la imperiosa necesidad de dejar testimonio de sus experiencias vitales y del conocimiento adquirido a lo largo de tantos años de existencia por si, en alguna medida, fueran útiles para otros seres vivos.

Dos amigas, Estrella y Lucía, se reencuentran después de más de 10 años sin verse. La muerte de un sacerdote en oscuras circunstancias y acusado de pedofilia, es el detonante.

A veces, el delgado hilo de un instante crucial, separa una decisión heroica de la ­cobardía. Pero cuando la vida nos pone a prueba, solo los más bravos pueden superar los obstáculos y alcanzar sus metas sin malograr su integridad en el camino. Soles en el mar es una bella obra coral, que entusiasma al lector gracias a la marcada sensación de complicidad e ilusión que nos hace empatizar con los personajes.