Resultados para "Lo que tarda algo en irse" en Literatura y ficción

Este realto provocó la prohibición de las obras de Wolfe en la Alemania hitleriana. En él, el autor nos muestra crudamente el drama de los perseguidos e inadaptados en una sociedad controlada por la burocracia oficial. Thomas Clayton Wolfe fue un novelista americano prolífico en la década de los años 20. Escribió cuatro novelas largas además de muchísimos relatos cortos. Sus obras se caracterizan por mezclar poesía con prosa, por ser ficción histórica e incluso en ocasión ficción biográfica.

"¿Quiénes son los descendientes de los maestros del haiku? Uno piensa que deben estar en Japón o en otras latitudes, y no sólo eso, que deben ser ancianos y barbudos. Pero no. Los tenemos en Latinoamérica, y Lucía Vargas es una. Basta abrir este libro para comprobar que ella posee la mirada entrenada del sabio, que sabe comulgar con la naturaleza, que doma los símbolos y que cuenta con una precisión verbal y una sensibilidad insólita.

Escocia, principios del siglo XVIII. Daviana, hija del laird Williams McEwen, es de apariencia recatada y muy reservada. Cualquier otra mujer en su lugar sería feliz teniendo el derecho de elegir esposo, pero esa no es precisamente la libertad que anhela y se niega a que su voz siga siendo acallada. Miles Allan es un guerrero bravucón y temido al que apodan Dragón. Nadie se atrevió a ver más allá de su imponente aspecto, lo que siempre le ayudó a sobrevivir a su vergüenza de ser… diferente.

Tras tres años infernales junto a Ben y un hijo en común, Mel siente la valentía de acabar con la relación tóxica en la que se ha convertido su vida. La idea de huir a Montana, comprar una pequeña cabaña en Yellowstone para rehabilitar y convertirla en una casa rural en la que vivir junto a su hijo, servir desayunos caseros, disfrutar de las flores, las sábanas colgadas en el jardín, las tardes de té y lectura entre montañas nevadas...

Camille se acerca a la cuarentena cuando, de repente, se ve envuelta en un mar de dudas. No es que sea desgraciada, pero tampoco se siente realmente feliz. Tiene la impresión de que la felicidad se le escurre entre los dedos. Es cierto que ha conseguido un trabajo que le permite estabilidad financiera, pero en realidad no le apasiona. En casa, la rutina se ha instalado en su matrimonio: ya ninguno de los dos se esfuerza. Y la relación con su hijo... es más tensa que la cuerda de un equilibrista.