Nací en Manchester, Jamaica, el producto de una madre adolescente y un padre apenas adulto. Fui criada por mi abuela hasta que tuve siete años. En un día cualquiera, a la edad de 7 años, mi abuela empacó mis cosas y me subió a un taxi con su enfoque en localizar a mi madre. Después de lo que parecía una eternidad, mi abuela localizó a mi madre. Vívidamente, recuerdo acercarme a una gigantesca puerta negra y brillante y poco después de que mi abuela llamó a la puerta, surgió un joven de rostro fresco de herencia india con ojos amables. Mi abuela preguntó si mi madre estaba allí, y él confirmó entonces procedió a llamarla. Inmediatamente después de que mi madre apareció en la puerta, me dejaron como equipaje, y no recuerdo haber recibido un abrazo de mi abuela. Ella hizo el comentario de que estaba cansada de cuidar de mí, y en un abrir y cerrar de ojos, se había ido. Años más tarde, descubrí que luché con ese momento crucial, ya que fue el catalizador que inició mis problemas de abandono que me llamaron la atención después de someterse a una terapia intensa. Una vez que se resolvió ese problema, se abrieron las compuertas para varios otros desafíos que reprimí y no me di cuenta de que luchaba con ellos. Posteriormente, he recibido tratamiento adicional para manejar y eliminar a los demás.
Una semana después de mi primera compilación de sesiones de terapia, me permití sentarme en las emociones que había reprimido durante más de 10 años. Una vez que abracé mis emociones, años de recuerdos sumergidos vinieron como un viento corriendo y fue entonces cuando tomé la pluma al papel. Escribir se convirtió en mi terapia de seguimiento. Fue puro catártico liberar el trauma que me pesaba y me impedía caminar hacia mi verdadero propósito. Ahora ya no me preocupo por cómo me ven los demás porque he decidido liderar con gracia – tratar a los demás como quiero ser tratado y todo caerá en su lugar.
Antes de escribir mi primer libro, no sabía nada sobre escribir una novela. He escrito ensayos, ensayos extensos, informes analíticos y revisiones críticas, pero nunca nada para entretener y por placer. Además, nunca tuve un diario ya que tenía miedo de que alguien descubriera mis pensamientos más profundos. Una vez que abracé mi pasado y el viaje por el que he pasado, ya no me avergonzaba de mi historia porque ha dado forma a cómo me presento en la vida y cómo me comunico con los demás. Ahora soy un buscador de la verdad y encontré que la escritura es mi medio para ayudarme a procesar todos los desafíos que he soportado para navegar esta cosa llamada vida.
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