Tras el pulido barniz de la sociedad inglesa eduardiana se gesta un mundo de represión, engaño y ambigüedad moral. En este pionero clásico modernista, El buen soldado de Ford Madox Ford desnuda las vidas entrelazadas de dos parejas aparentemente íntegras —los Dowell y los Ashburnham— a través de los recuerdos distorsionados de John Dowell, uno de los narradores más célebremente poco fiables de la literatura. En la superficie, todo parece perfectamente correcto y civilizado. Pero cuando Dowell comienza a relatar una serie de acontecimientos ocurridos hace décadas entre las dos parejas, emerge una verdad más compleja. Con cada recuerdo meticulosamente recreado, se despliega capa tras capa de engaño para revelar una intrincada red de amor, lujuria y lealtad llevada al límite. Un retrato mordaz de las hipocresías que subyacen bajo la decorosa fachada de las clases altas inglesas, El buen soldado se adelantó décadas a su tiempo en su innovador uso de la narración no lineal y el simbolismo. A través de la perspectiva convincentemente distorsionada de Dowell, la verdad completa y sin adornos permanece permanentemente velada, permitiendo a los lectores jugar a ser detectives literarios. Una obra que es tanto una inquietante exploración de la imperfección humana como una valiente denuncia de la podredumbre moral de la sociedad.

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