El famoso autor y orador, John Maxwell, ha estado casado con su esposa, Margaret, durante más de cuarenta años.Cuando Maxwell tenía treinta y nueve años, notó que muchos de sus amigos de la universidad se estaban divorciando. Él y Margaret no creían que estuvieran en peligro, pero sabían que muchos de sus amigos también habían pensado que sus relaciones eran indestructibles. La carrera de John despegaba y no quería perder a su familia en el proceso. Eso lo llevó a tomar una de las decisiones clave para su vida, reescribir su definición de éxito. En lugar de aclamación, avance o logro, decidió que para él:El éxito significa que las personas más cercanas a mí son las que más me quieren y me respetan.Esto hizo posible el éxito para él solo si incluía a su esposa e hijos en la travesía. A partir de ese momento, su éxito dependió de poner a la familia en primer lugar.Cuando escuché a Maxwell pronunciar estas palabras en una reunión de Fieles a sus Promesas (Promise Keepers) en julio de 1996, no entendí todo el peso de lo que dijo esa tarde, pero a lo largo de los años, tuve tiempo de reflexionar sobre la vida, el ministerio y las relaciones. Las palabras de Maxwell me han convencido de priorizar lo que realmente importa. Aunque la comunión involucra muchas áreas de nuestras vidas, las relaciones comunitarias más importantes son las más cercanas a nosotros. Si la comunión no funciona allí, realmente no funciona.La victoria de Dios viene a través del éxito en nuestras relaciones. La vida cristiana necesita ser desarrollada con las personas más cercanas a nosotros. El resultado es la victoria.Tiendo a ser individualista y me gusta alcanzar mis metas. A menudo asumí que Dios estaba interesado principalmente en lo que yo lograba para Él. Dios me ha enseñado que Él es un Dios de relaciones interpersonales y quiere que me relacione exitosamente con quienes están más cerca.