Adentrarse a experimentar la realidad de la vida religiosa en los conventos y monasterios es todo un reto para cualquier persona. En esta compleja experiencia nos encamina Adriana, con su arte y talento, a describir senderos, a evocar sentimientos profundos y confrontadores, posiblemente no descubiertos en nuestro interior.

Los estudios del arquetipo de “La Sombra”, de Carl G. Jung, revelan que todo aquello desconocido o ignorado mora oculto y tiende a crecer tomando dimensiones imposibles de entender y mucho menos de controlar, quedando esta información atrapada en el inconsciente tanto personal como colectivo.

La autora nos muestra su gran capacidad para adentrarnos en el laberinto de lo prohibido, con descripciones estremecedoras para quien lea cada página. La historia, repleta de experiencias y vivencias, rebasa los límites de lo racional. Son reales, despiertan emociones de injusticia, de tristeza, de compasión y de una pasión desbordada. Su incursión nos lleva a presenciar una danza entre los arquetipos femeninos de luz y sombra, de considerable importancia en esta obra.

Su lectura es un valioso aporte para lo femenino, ya que pone de manifiesto la lealtad con la que las mujeres debiéramos vivir. El amor que debiésemos profesar entre nosotras y hacia el mundo. Y recordar que las cárceles del silencio nos llevarán inevitablemente a la traición.