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José estuvo inactivo en la Iglesia Católica durante muchos años hasta que recibió una llamada—una llamada que cambió el curso de su vida. A la edad de 30 años, volvió a la iglesia después de experimentar una ruptura con su novia. Ahora, después de estar activo en la Iglesia Católica durante casi siete años, profundamente involucrado en el ministerio de jóvenes adultos hispanos y en el trabajo misionero con los Oblatos de María de la Inmaculada. La misión lo ha llevado aún más lejos de lo que se imaginaba.

Jose Ibarra was born in Los Angeles, CA, raised by a Catholic family. He attended Catholic school from kindergarten to high school. Jose was inactive in the Catholic Church for many years 'til a call was made—a call that changed the course of his life. At the age of 30, he came back to the church after experiencing a break-up from a girlfriend. Now, after being active in the Catholic Church for almost seven years, he is deeply involved with the Hispanic young adult ministry and mission work with the Oblates of Mary of Immaculate.

At times we may find ourselves in this desert, feeling lonely, without purpose, seeking love, not knowing what to do, or where do go. It may feel like you were lost out at sea, and it will take a million years to walk on shore. Once you step foot on shore, not only does it feel good to be stepping on land, but you look at the experience, the journey you were on, with a purpose, with a new meaning of life, with a journey fulfilled with something greater: knowing that God never abandoned you and has walked with you the entire journey.

Por momentos podemos encontrarnos en este desierto, sintiéndonos solos, sin propósito, buscando amor, sin saber qué hacer, o a dónde ir. Puedes sentirte como si estuvieras perdido en el mar y tardaras un millón de años en llegar a la orilla. Una vez que pones un pie en la orilla, no solo te sientes bien al pisar tierra, sino que miras la experiencia, el viaje que hiciste con un propósito, con un nuevo significado de la vida, con una travesía satisfecha con algo más grande. A sabiendas de que Dios nunca te ha abandonado y ha caminado contigo durante todo el viaje.