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Stefan Zweig es, sin duda, uno de los grandes escritores del siglo XX, y su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas.  

Hace cien años, en plena Gran Guerra, partió de Zürich un tren que hizo descarrillar el curso de la Historia. Stefan Zweiglo definió como un proyectil cargado de explosivos humanos y, yendo aún más lejos, Winston Churchill se refirió a uno de esos "explosivos" como el arma más terrorífica de todas las que Alemania había lanzado contra Rusia hasta entonces. Porque, en palabras del que fuera primer ministro británico, aquel tren transportaba "en un vagón sellado herméticamente, cual bacilo de la peste", nada menos que a Lenin.

Robespierre y los jacobinos luchan por la paz para que entre tanto venga el poder a sus manos. Crece cada día la tensión, los periódicos polemizan con artículos vibrantes, se discute en los clubs, circulan los rumores más diversos y la opinión va excitándose cada día que pasa. Y como siempre que apremia una determinación, se experimenta una especie de liberación cuando por fin, el 20 de abril, el rey de Francia declara la guerra al emperador de Austria y al rey de Prusia.

Un joven quinceañero llamado por va de vacaciones a un castillo escocés y allí va en contra del amor, pero ese amor se va a desarrollar solamente en la penumbra de la noche, con lo que nunca va poder identificar claramente a la joven de la que se enamora locamente. El va intentar por todos los medios poder ver a la claridad del día asomada, pero no saben sorprendente final que le espera.

Stefan Zweig es, sin duda, uno de los grandes escritores del siglo XX, y su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas.  

Cuando los homosexuales ni siquiera soñaban con poder vivir públicamente su amor en la época que consideraba se desviaban de la normalidad, este relato corto era de los pocos en los que podían verse reflejados y que les daba pie a la esperanza. El autor deja de lado los posibles conflictos o discusiones acerca de la falsa respetabilidad burguesa y se concentra en los bloqueos creativos de un homosexual que vive los dorados años 20.

(Dostoievski, Petersburgo, Plaza Semenowsk, 22 de diciembre de 1849). El ruido de los sables, las voces de mando a lo largo de las casamatas, han turbado su sueño en medio de la noche. En lo desconocido pasan lúgubres y fantasmales sombras. Esas sombras le empujan por un camino estrecho, largo, inmensamente largo. Se oye el chirrido de un cerrojo. Se abre una puerta. Entonces puede vislumbrar el cielo, y un viento helado le abofetea el rostro. Aparece un carro, negro como el abismo. Y las sombras le empujan hacia aquel abismo.

En medio de los bailes, de los galanteos, de las intrigas y de las discusiones del Congreso de Viena, la noticia aterradora cae y estalla como una bala de cañón: Napoleón, el león prisionero, ha destrozado su jaula de Elba. Uno tras otro van llegando los mensajes: ha conquistado Lyón y ha expulsado al Rey; las tropas de fanáticas banderas corren a su encuentro; ya está en París, en las Tullerías. Han sido inútiles Leipzig y los veinte años de una guerra homicida.

(Goethe entre Karlsbad y Weimar, 5 de septiembre de 1823). Era el 5 de septiembre de 1823. Una silla de posta rodaba lentamente por la carretera que conduce de Karlsbad a Eger. La mañana aparecía envuelta en los primeros fríos otoñales, el viento azotaba con violencia los rastrojos y el cielo se extendía límpido hasta las lejanías del horizonte.

Stefan Zweig es, sin duda, uno de los grandes escritores del siglo XX, y su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas.  

Stefan Zweig es, sin duda, uno de los grandes escritores del siglo XX, y su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas.  

Un anciano funcionario había dedicado su vida coleccionar grabados de los maestros más famosos de la época llegando a tener la mejor colección de Alemania. Como estaba ciego y su escasa pensión apenas les daba para comer era el mujer y a su hija, estas a escondidas van a empezar a vender los valiosos grabados de su padre sustituyéndolos por copias.

Francia y la poesía fueron los primeros grandes amores de Stefan Zweig, que dedicó una buena parte de su obra a sacar de su «aparente oscuridad» a los genios de la creación y contagiar así sus pasiones a los lectores. A petición de la editorial berlinesa Schuster & Loeffler, el joven escritor compuso esta breve monografía sobre Paul Verlaine, su primer ensayo biográfico. Esta pequeña joya publicada en 1 9 0 5, que incluye traducciones de algunos de los poemas más emblemáticos del poeta, inauguró en la carrera de Zweig un género literario en el que desplegaría todo su talento y sensibilidad.

Publicado en 1941, Brasil, país de futuro parece un libro recién terminado. Zweig escribió tanto sobre aquella tierra que parecía haber nacido allí, evocando con gran precisión los detalles y entresijos de la historia, economía, y cultura brasileñas, así como el desarrollo de sus principales ciudades. Con su habitual destreza y sensibilidad, echó mano de sus vivencias e impresiones personales para retratar una vasta, atrayente y fértil tierra con inmensos recursos y una historia carente de grandes guerras....