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Por un instante, los dos trenes circularon paralelos. En ese preciso momento, Elspeth McGillicuddy presenció un asesinato. Desde su vagón vio con impotencia como en el otro tren un hombre agarraba sin piedad el cuello de una mujer hasta estrangularla. Después el tren se alejó. No había sospechosos ni testimonios. Tampoco había cadáver. ¿Quién, salvo Jane Marple, se tomaría en serio esta historia?

Ésta es una intrigante historia que sumerge al lector en el misterioso mundo de la superstición y el destino. En esta narrativa, nos encontramos con un grupo de viajeros que se hospedan en un pintoresco hotel en Asia. La trama se centra en torno a la habitación número 12 del hotel, una habitación que despierta rumores y miedos entre los huéspedes debido a su pasado sombrío y eventos inexplicables.

"La sangre y la tierra, el mejor legado, sentenciaba el abuelo Pancho. Y allá debe ir, a mojarse los labios en la sangre y poner los pies en esa tierra seca, abonada con el orgullo ciego, con los huesos calcinados por el odio, los secretos y los amores ocultos." Pilar Montero vuelve a su Córdoba natal luego de un largo exilio por amor en la campiña francesa. Atrás quedan sus dos hijos, Irina y Noah, y, el recuerdo de los años compartidos con Ari, su esposo trágicamente fallecido.

"El ojo de vidrio y otras maravillas" es una colección de cuentos publicada por Hugo Burel con la editorial Santillana en Uruguay en 1997. En ella asistimos a un catálogo de las obsesiones del autor, desde su prosa parca a la vez que ágil al gusto por ahondar en la psicología de sus personajes sin dejar de lado un cierto toque de intriga.

When acclaimed mystery writer Dorothy L. Sayers first began compiling anthologies of the best crime stories in the 1920s and ’30s, the genre was in the flush of its first golden age. While it is hard to imagine today - after every possible mystery plot has been told, retold, subverted, and played straight again by hundreds of writers over nearly a century - in Sayers’s day there were still twists that had never been seen, and machinations of crime that would shock even jaded Jazz Age fans.